Paisaje de Eslovenia

Si hace un año me hubieran dicho que este verano acabaría viajando a Eslovenia, no me lo habría creído. La verdad es que nunca he tenido este destino en mi lista de posibles viajes, ¡pero a veces las cosas menos planeadas son las que mejor salen!

Así que, casualidades de la vida, a mediados de agosto me vi, muy ilusionada, preparando la mochila para marcharme. En total éramos seis amigos dispuestos a viajar hasta este rincón europeo durante dos semanas.

Gracias a una de las compañías aéreas de bajo coste conseguimos plantarnos en Venecia por muy poquito. Esta ciudad está muy cerca de la frontera con Eslovenia. Allí recogimos los dos coches que habíamos alquilado (así habría posibilidad de hacer dos grupos si algún día nos apetecían itinerarios diferentes, que de hecho nos apeteció) y condujimos rumbo a nuestro destino.

Como Eslovenia es un país relativamente pequeño decidimos alquilar entre los seis una casita en una de las zonas del país que mejor pinta tenía, junto al Parque Nacional del Triglav, y montar allí el “campamento base”.

Montañas de Eslovenia

Eslovenia tiene una fotografía en cada rincón

Nuestra casita de cuento y nuestros dos coches durante las dos semanas que pasamos en Eslovenia

Para quienes Eslovenia sea una completa desconocida, patient como lo era para mí hasta este verano, ¡aquí os voy a desvelar las 10 principales razones por las que os recomiendo que la pongáis entre vuestros próximos viajes!

  1.    BAÑARSE EN EL LAGO DE BLED Y NADAR HASTA LA IGLESIA DE LA ISLA.

Bled es posiblemente el punto más turístico como destino vacacional en toda Eslovenia. Tanto es así, que los propios eslovenos se concentran en esta zona durante los meses de verano para disfrutar de sus atracciones. La mayor de ellas y más importante: su lago.

Vistas del lago de Bled y de su isla

Cuando se llega a Bled en coche sorprende, de repente, encontrarse con este hermoso enclave. ¡Y lo más llamativo es ver cómo absolutamente toda la ribera del lago está llena de eslovenos tomando el sol!

Si se logra encontrar aparcamiento (tarea difícil sobre todo si es un día de fin de semana) lo mejor es comportarse como ellos mismos. Coger la toallita y tumbarse en algún lugar con césped junto a la orilla del lago. Un lago con un agua muuuuy fría, pero que viene genial cuando empieza a apretar el sol… ¡¡porque os aseguro que quema muchísimo!!

Ribera del lago de Bled

La iglesia en la isla de Bled

Y, si logras acostumbrarte a la temperatura del agua y que no te den calambres por el frío, algo muy recomendado es nadar hasta la mini isla que se encuentra justo en el centro del lago. (Por cierto, la única isla verdadera de toda Eslovenia). En ella hay una iglesia del siglo IX y se pueden alquilar barquitas para navegar durante unas horas. Dicen que si tocas la campana de la iglesia, ¡volverás en el futuro a Eslovenia!

Pero tengo que ser sincera con vosotros… no fui capaz de nadar hasta la isla. No es que haga falta estar muy, muy preparado para hacerlo, ¡pero es que yo estoy completamente en baja forma! Así que cuando comencé a avanzar y vi que me cansaba… no quise arriesgar.

         2.      VISITAR LAS CUELVAS DE SKOCJAN. 

Si hay algo realmente famoso en Eslovenia son sus numerosas cuevas en terreno cárstico. Algunas son bastante conocidas, como la de Postojna. Lo que ocurre es que son extremadamente turísticas, hasta el punto de incluir un trenecito en el que te tienes que montar para recorrer el interior…!!! En cuanto supimos esto decidimos descartarla y optamos por visitar las de Skocjan.

Las cuevas de Skocjan son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Estas también son de las más famosas y tienen muchachas visitas. Descubriendo poco a poco sus diferentes salas te das cuenta de que son impresionantes. De hecho, su “Great Hall” (Gran Sala) es la más alta de toda la cueva, con 120 metros de ancho y 30 de alto.

La lástima de esta la visita es que únicamente puede hacerse en grupo y acompañados por un guía. No pueden hacerse fotografías en ningún punto de la cueva excepto en el exterior, justo al salir de ella.

Salida de las cuevas de Skocjan

   3.   HACER SENDERISMO POR ALGUNAS DE LAS NUMEROSAS RUTAS QUE EXISTEN EN EL PARQUE DEL TRIGLAV.

Y es que, otra cosa no, pero lo que son parajes naturales en Eslovenia hay para aburrir… El Parque Nacional del Triglav cuenta con muchísimas rutas, algunas más difíciles y otras más facilitas. Nosotros dedicamos al menos 4 días a hacer senderismo… y fue genial. Caminar por lugares tan bonitos es una pasada. Os recomiendo incluir en vuestras mochilas botas de trekking y ropa cómoda para aprovechar esto. ¡No lo dudéis!

Senderos por el Parque del Triglav

Cascada de Kozjak en Kobarid

Y lo ideal ya es… dedicar mínimo dos días a subir el pico más alto de toda Eslovenia: ¡el Triglav! De nosotros sólo se atrevieron dos a esta aventura… No quiero que os llevéis una imagen tan mala de mí, pero tengo que asumir que si no era capaz de cruzar a nado hasta la isla de Bled… ¡menos preparada estaba aún para subir los 2.864 metros hasta coronar el Triglav! Tengo que decir que para Carlos y Julio fue toda una experiencia y que la recomiendan, ¡pero es dura! Y tiene zonas muy difíciles y peligrosas… De hecho, no son pocas las personas que se han dejado la vida en el intento. Aún así, para aquellos a los que os gusten los retos, ¡experiencia completamente recomendada!

El Triglav

      4.   PROBAR SUS SABROSOS Y CALÓRICOS PLATOS. 

Otro de los grandes atractivos de Eslovenia son sus comidas típicas. ¡¡Qué rico todo, por favor!! Eso sí, hay que pensarlo dos veces antes de pedir al camarero que te traiga alguno de sus platos más famosos: el Farmers Dish o Plato del Granjero… Sin palabras. Una enorme cazuela de barro repleta de diferentes carnes, salchichas, patatas cocidas y otras verduras, algunas desconocidas, que se asientan en tu estómago y no te permiten ni levantarte de la silla. Después de comerlo notas cómo todo tu cuerpo grita: quiero una SIESTA!!!  Así que después o accedes a lo que te pide éste, ¡o te vas a patear un ratito para bajar la dosis de puro colesterol que te acabas de tomar!

Plato típico esloveno: Farmer´s Dish

Otros muchos platos también están riquísimos, como sus sopas (que te recomiendan alegremente que pruebes en todos los restaurantes aunque haga más calor que en el Caribe) o los Potica, unos dulces de avellana muy famosos. Pero para hablar de gastronomía eslovena ya dedicaré un post al completo más adelante…

Sopa típica de la gastronomía eslovena

    5.   VISITAR VELIKA PLANINA Y CONOCER SUS CURIOSAS CONSTRUCCIONES. 

Esta escapada no tiene ningún desperdicio, en serio. Creo que si lo pienso fríamente fue uno de los rincones que más me gustó. Para llegar hasta este lugar primero hay que acceder hasta Kamnik. A 11 kilómetros de allí se toma un teleférico que te sube a 1418 metros de altura por una escarpada montaña de la que sabes que no te librarás si es que al cacharrito le da por estropearse… (es broma, ¡que es muy seguro!).  Una vez arriba tienes dos opciones: volver a coger otro teleférico más (todo está preparado para los esquiadores y deportistas de nieve en invierno), o lo subes a patitas, que fue lo que decidimos hacer nosotros. Y así de paso simpatizábamos con las decenas de vacas que había pastando por todo el camino hacia arriba.

Subida a Velika Planina

Una vez se llega a la parte más alta, comienzan a descubrirse, de vez en cuando, las “cabañas de los pastores”. Estos no son otra cosa que unas construcciones  completamente exclusivas de esta zona. Eso sí, todas comparten las mismas características: son redondas y con el tejado cónico de color negro.

Los hasta cincuenta que pueden encontrarse hoy día son réplicas. Tan sólo existen dos originales, pues el resto fueron destruidas por los alemanes en la II Guerra Mundial.

Paisaje de Velika Planina

Cabañas típicas de Velika Planina

Iglesia de Velika Planina

Una de las vacas que pastan por Velika Planina

Están repartidas por toda la zona, y aunque antiguamente eran los hogares de los pastores que viajaban con el ganado a esta zona en época de trashumancia, hoy día podría decirse que se trata del alojamiento de verano de algunas familias eslovenas que, pudiendo costeárselo, deciden tener una casita en este idílico lugar.

6.      HACER DEPORTE DE AVENTURA COMO PARAPENTE O KAYAK. 

Quizás una de las cosas que más me sorprendieron de la cultura eslovena es lo deportista que es todo el mundo. ¡Es absolutamente increíble! Desde muy temprano en la mañana, ya se les podía ver, con cualquier edad o sexo, montados en bici, o corriendo, o haciendo piragua, o con patines, o haciendo senderismo… o practicando cualquier otro deporte que se os ocurra. Nos dejaron realmente impresionados, en serio.

Nosotros aprovechamos para hacer varias actividades. Una de ellas fue un curso de kayak en Kobarid. Realmente no os lo recomiendo. La zona del río donde lo hicimos no es que fuera una pasada aunque tenía varias zonas de rápidos que estuvieron muy bien. Pero los monitores eran unos chicos no muy centrados que no se preocuparon en enseñarnos demasiado… ¡Por menos precio se podía hacer kayak sin monitor y hubiera sido lo mismo!

Río en el que hicimos kayak.

Otra de las actividades que hicimos fue… ¡¡PARAPENTE!! Sí, ¡algo que tenía muchas ganas de hacer desde hacía mucho tiempo! Y para eso aprovechamos que muy cerquita de casa teníamos el lago de Bohjinj con una montaña muy bonita al lado desde donde se hacía. Negociamos el día con los monitores y, aunque tuvimos que volver en dos ocasiones por culpa del viento, lo logramos.

Preparada para saltar…!

Parapente en Bohinj

La verdad es que la experiencia y el dinero (90 euros) valieron la pena. Es como flotar en el aire. Suavemente. Y, mientras, puedes ver las increíbles vistas desde una altura considerable… El vuelo duró unos 10 minutos. ¡Una pasada!

  7.      CONOCER LOS ÚNICOS 30 KILÓMETROS DE COSTA QUE BAÑAN ESLOVENIA. 

Es muy curioso que Eslovenia posea costa. Y, curiosamente, se trata de una de las más pequeñitas que conozco: tan sólo se extiende a lo largo de 30 kilómetros. Es el espacio que les queda entre los países de Italia y Croacia. En esta pequeña zona existen algunos pueblecitos a donde acuden más italianos que eslovenos… son tan reducidos en espacio que los coches hay que aparcarlos en parkings privados a las afueras. Un autobús gratuito se encarga de recoger a todo aquel que venga a visitar el pueblo y llevarlo hacia el centro.

Piran es uno de estos pueblos.

Caminar por sus calles del centro, estrechas y entrelazadas, me recordó muchísimo a hacerlo por otras ciudades o pueblos de la Italia más profunda.

Palomas en una plaza de Piran

Lo mejor del pueblo es su playa-piscina artificial. Un suelo de cemento junto a toda la costa que hace las veces de orilla de playa (mucho más duro e incómodo, sin duda), y donde la gente se tumba tan tranquilamente, unos junto a otros, en sus toallas o directamente en el suelo. Para darse un chapuzón sólo tiene que caminar los tres metros que lo separan del borde de la “orilla”, y saltar al mar.

Esto es lo que entendemos por playa-piscina artificial 🙂

Cualquier huequito es bueno para tumbarse a tomar el sol!

          8.VISITAR EL CASTILLO DE PREDJAMA. 

Allí está el castillo de Predjama!

Una maravilla. No puedo describirlo de otra manera. Tenía muchísimas ganas de conocerlo después de ver sus fotografías en las guías y webs antes de viajar. Y no me decepcionó. La pena es que había un montón de gente visitándolo. Lo mejor fue su exterior. La imagen de ese castillo tan imponente clavado en la roca debajo de un precipicio… era increíble. ¡Y no podía parar de fotografiarlo!

Otra foto del castillo de Predjama, más de cerca…

Finalmente decidimos no entrar a visitar su interior. Viendo las fotografías de los folletos que entregaban fuera no nos llamó demasiado la atención. Pero ya os digo, con verlo desde fuera… ¡fue suficiente!

     9.      PASEAR ALREDEDOR DEL LAGO BOHINJ Y DISFRUTAR DE UNA SIESTA A LA SOMBRA DE SUS ÁRBOLES 

Aprovechando que el pueblo en el que nos quedamos, Bohinjska Censjika, se encontraba al ladito de Bohinji, decidimos disfrutar de este enclave en varias ocasiones. Su lago es enrome: darle la vuelta supone recorrer unos 4,5 kilómetros. Y, para variar, está lleno de eslovenos practicando todo tipo de deportes.

Lago de Bohinj

Cartel con direcciones en Bohinj

Piedras en la orilla del lago de Bohinj

Existe la opción de alquilar kayaks, barquitas varias y otros artículos con los que practicar diferentes deportes, como por ejemplo bicicletas. El agua, al igual que ocurre con el lago de Bled, está helada, pero es posible bañarse si uno quiere (de hecho los eslovenos no se cortan un pelo, ¡parece que toleran otros niveles de temperatura mucho más bajos que nosotros!).

Lo mejor es buscar un hueco que te guste y tumbarte a la sombrita de algún árbol a hacer pic nic y echarte una siesta. ¡Yo lo hice y descansé estupendamente!

     10.    VISITAR SKOFJA LOKA Y KROPA, ALGUNOS DE SUS PUEBLOS MÁS BONITOS. 

Eslovenia entera está repleta de pequeños pueblecitos con muchísimo encanto. Es el caso de Skofja Loka y de Kropa, dos rincones muy cercanos el uno del otro pero completamente diferentes.

Calle de Skofja Loka

Kropa

De Skofja Loka dicen que es de los pueblos más antiguos y bonitos de Eslovenia. Tiene un par de plazas en las que los vecinos aprovechan para sentarse y charlar cuando cae el sol, como ocurre en muchos pueblos de España. El castillo episcopal, al que se llega tras subir un caminito en cuesta, ofrece una imagen del Skofja Loka visto desde arriba que no está mal.

Plaza de Skofja Loka

Pero tengo que admitir que me quedaría con Kropa, el otro de los pueblitos de los que os hablo. Aunque fue llamativo que el día que lo visitamos no había absolutamente nadie del pueblo por sus calles, tuvo algo que me gustó. No sabría decir el qué. Está anclado en un valle entre montañas. Un pequeño río atraviesa por completo el pueblo. Y, como a veces, el gusto está en los detalles, puede que fuera esto precisamente lo que me encantó. Kropa fue un pueblo de forjadores y trabajadores del hierro. Es por eso que todas sus calles, como por ejemplo las farolas, están decoradas con elementos de hierro que se van descubriendo muy poco a poco.

Escultura de hierro en Kropa

Detalle de una farola en Kropa

¡Y esto es todo! ¿¿Os han parecido suficientes razones?? Os aseguro que si viajáis a Eslovenia descubriréis un país estupendo.  ¡Indudablemente os sorprenderá!

Ah! Por cierto, seguro que os habréis quedado pensando… ¿¿y de Liubjliana no nos cuenta nada?? Pues sí, la capital de Eslovenia es una de las razones de peso para visitar el país, pero como tiene tantas cosas que contar…¡ mejor lo haré en otro post! 😉

DATOS PRÁCTICOS:

CÓMO LLEGAR: Aunque hay vuelos directos a Liubjliana, lo más económico es encontrar un vuelo barato con Ryanair a Venecia, Italia, y desde allí tomar transporte público o alquilar un coche para llegar a Eslovenia, que se encuentra tan sólo unos 150 kilómetros.

DÓNDE DORMIR: Lo que yo puedo recomendar, por experiencia propia, es alquilar una casa en algún punto del país y moverse en coche en excursiones diarias. Eslovenia no es demasiado grande y esto permite desplazarse a todas partes en el día. Johan y su mujer eran los dueños de nuetra casa. ¡Vivían en el piso de abajo y fueron unos caseros fantásticos!

DÓNDE COMER: Uno de los restaurantes que recomiendo para poder probar la gastronomía eslovena está en Radovljika, y se llama Gostilna Lectar.

Gatito esloveno 🙂