Puesta de sol desde la cala de Benirrás, al norte de la isla

En el verano de 2011 me animé por primera vez a viajar a Ibiza durante unos días en compañía de mi amiga Laura.

Tenía una serie de prejuicios sobre esta isla que quise dejar de lado. Estaba segura de que Ibiza tenía mucho más que ofrecer que discotecas, fiesta y música electrónica. Desde el primer momento en el que puse un pie fuera del avión, supe que había hecho una elección estupenda.

Punta Galera es uno de los lugares más bonitos para ver la puesta de sol. Y si es acompañado de un vinito, mucho mejor.

Ibiza se convirtió en otro de esos destinos de los que me he enamorado a lo largo de mis viajes. Tanto fue así, que al año siguiente decidí repetir. Volví a escaparme con Laura para disfrutar de esa isla que a nosotras nos gusta: la de sus calas perdidas, sus aguas cristalinas, sus cenas tranquilas en el bar de cualquier pueblo y sus copas tomadas en algún lugar perdido mirando al mar.

Pero, lo que sin duda me ha atraído muchísimo de esta isla desde que la conocí, han sido sus maravillosos atardeceres.

Atardecer desde Cala Comte.

Y es que, da igual desde donde te despidas del sol hasta el día siguiente. Cualquier lugar es mágico en esta indescriptible isla para disfrutar de uno de los momentos más bonitos que se pueden vivir en ella.

Despidiéndonos del sol desde el ferry que nos llevaba desde Formentera de vuelta a Ibiza

Así que hoy he decidido dejaros algunas fotos de estos atardeceres. Cada una tomada desde un punto diferente de Ibiza. En Cala Comte o en Punta Galera. En la playa de San Antonio o desde un ferry volviendo de Formentera. Algunas acompañadas de un vinito blanco y otras con los pies en el agua… Todas, absolutamente todas, han sido increíbles.

De nuevo, puesta de sol desde Cala Comte. Los colores son impresionantes.