Parte de la obra “We light Amsterdam”

Hay ciudades que son siempre bellas. No importa cuánto se engalanen o se adornen. Da igual si se las admira de día o de noche o se pasea por sus calles envueltos en bufandas, gorros y guantes o en tirantes y con un sombrero que nos tape el sol. Si se es bonita, se es bonita. Y precisamente esto es lo que ocurre con Ámsterdam.

Ya había tenido la suerte de viajar a esta ciudad en dos ocasiones anteriores, pero cuando se acercaba el invierno y con él las fechas navideñas, me apeteció pasar unos días en alguna ciudad europea y así descubrirla bajo el ambiente de estas fiestas. Así fue como descubrí que Ámsterdam, además, contaba justo ahora con un gran festival que llamó bastante mi atención. El Light Festival, un gran festín invernal de luces y colores que desplegaba hasta 30 obras de arte por toda la ciudad durante 50 días.

Paseando por la ribera del río Amstel se descubren algunas de las obras del Light Festival

Tomar la decisión definitiva estuvo más clara que nunca cuando comprobé que con la aerolínea Vueling me podía plantar en la ciudad en un abrir y cerrar de ojos. Los buenos horarios me convencieron. Y así fue como, con una pequeña escala en el aeropuerto de Barcelona de por medio, aterricé en Ámsterdam el pasado 13 de diciembre.

Calles de Ámsterdam al anochecer

No tuve que esperar mucho tiempo para comenzar a descubrir lo que la ciudad me tenía preparado… Las luces de colores pronto se hicieron dueñas de la noche de la capital holandesa.

Tras aterrizar en el aeropuerto de Schiphol esperé mi equipaje pacientemente y me dirigí a tomar el tren que me llevaría hasta la Estación Central de la ciudad.  Una vez llegué a ella comprobé, una vez más, que seguía siendo el mismo hervidero de gente que la última vez que pasé por Ámsterdam. Arrastrando mi maleta entre las cientos de personas que iban de un lado para otro, me propuse buscar dónde tomar el tranvía que me llevaría a mi destino. Fue entonces cuando noté que había algo diferente en el lugar. Y no se trataba únicamente del enorme árbol de Navidad que decoraba la entrada principal de la estación. Qué va, había algo más: una inmensa esfera agujereada cual queso gruyere cambiaba de color de manera constante junto al puente más cercano. Se trataba de la obra más conocida del arquitecto y filósofo Norteamericano Buckminster Fuller, llamada “Fly Eye´s Dome”. ¡El Festival de Luces de Ámsterdam ya me estaba dando la bienvenida!

Fly Eye’s Dome juntó a la Estación Central de Ámsterdam

Para esta segunda edición del Light Festival se ha escogido el título “Construyendo con la luz”. En ella artistas tanto nacionales como internacionales han colaborado aportando sus ideas y decorando canales, calles y edificios de la ciudad con las obras más originales. De esta manera, desde el 6 de diciembre y hasta el 19 de enero es posible descubrir la ciudad de una manera muy diferente.

Fachada del Museo Hermitage con imágenes proyectadas en su fachada

Para poder encontrar y disfrutar de estas 30 obras de arte se puede decidir entre dos alternativas.

Si lo que apetece es relajarse un poco se tendrá la opción de dar un agradable paseo en barco con el tourWater Colors” y así recorrer los rincones más escondidos del río Amstel y sus canales. Os sorprenderéis de los lugares tan originales e inesperados en los que se esconden algunas de las obras.

El Light Festival ilumina y decora cada rincón de la ciudad durante 50 días

Poco después de comenzar el recorrido, que en total dura hora y media, el barco se cruza con las primeras sorpresas. Por ejemplo, el árbol gigante de ramas coloreadas de Jaques Rival. En él el artista trata de unir naturaleza, ciudad y la tecnología de las luces conmemorando de esta forma los muchos “brazos” en los que se articula el sistema de canales de Ámsterdam.

Pero no será la único maravilla que nos mostrará el recorrido. La “Astera”, una suerte de flor de rayos de luz que recuerda a una especie que puede encontrarse en la zona más rural de los Países Bajos, aparece sin esperarlo en pleno trayecto. Y según se continúa avanzando, si por uno de los laterales del barco se descubre de repente una silueta roja de lo que bien podría ser un tigre, no hay que asustarse. Se trata de la obra titulada “Tigres de Origami Digital” del estudio LAVA y se halla expuesta en el Palacio del Mar de la ciudad.

Una estructura móvil cuelga junto a uno de los canales del centro de la ciudad

El barco continúa con su trayecto y a su paso por el lateral del famoso Museo Hermitage todo el mundo se asombra: sobre su fachada se proyectan continuamente imágenes que cambian sin cesar. Una obra de Teresa Mar inspirada en la exhibición temporal del museo. Obras de Gaugin, Bonnard o Denis pueden apreciarse sobre las paredes del edificio.

Casi finalizando el recorrido y después de que todos queden hipnotizados por las “Farolas Misteriosas” del holandés Wouter Widdershoven, se pasa por uno de los puentes entre canales que también se ha convertido en protagonista del Light Festival. La artista Tamar Frank ha decidido decorar su interior con tubos led en paralelo para alumbrar de esta manera la que suele ser la zona menos apreciada y más desapercibida de los famosos puentes de Ámsterdam.

Ámsterdam también se engalana con luces navideñas durante el día. Los alrededores de la Plaza Dam son una muestra de ello

De esta manera se realiza un recorrido por hasta 17 de las 30 obras de arte que forman parte de la exposición. Muchas de ellas sólo pueden ser vistas desde el barco, ya que se encuentran en lugares a los que no se accede a pie, con lo cual el tour es indispensable para conocerlas. Eso sí, habrá que esperar hasta las 4 de la tarde para poder disfrutar de esta excursión: cuando la noche cae sobre Ámsterdam y las luces se hacen la dueñas de la oscuridad.

Sin embargo para aquellos a los que no les apetezca la ruta por los canales existe otra opción. Para ello habrá que abrigarse bien y prepararse para un recorrido a pie bautizado como “Illuminade”. De la misma manera que ocurre con el tour en barco, el mejor momento para realizar este paseo será a partir de que caiga la noche. Con la ayuda de uno de los mapas que la Oficina de Turismo facilita sobre el Light Festival se estará más que organizado para comenzar la ruta. Así los visitantes se irán topando con algunas de las obras de arte más originales mientras recorren el centro de la ciudad.

Turistas y ciudadanos de Ámsterdam se agolpan junto a las obras para admirarlas y fotografiarlas

Os aseguro que la explosión de colores y luces es total y la originalidad supera lo imaginable. Os destaco las que considero mis dos obras favoritas de todo el Light Festival.

La primera de ellas es el “Drawn in the Light”. Se trata de una impresionante instalación del artista Ralf Westerhof de más de seis metros de diámetro. A modo de móvil de bebés la estructura, realizada en aluminio, cuelga sobre el río Amstel simulando un edificio típico de los canales holandeses en lo que podría considerarse tres dimensiones. Os aseguro que es precioso de ver y muestra de ello es la cantidad de personas que se amontonan junto al puente más cercano para admirar y fotografiar esta obra.

Una de mis obras de arte favoritas: la instalación conocida como “We Light Amsterdam”

Y, para terminar, qué mejor que pasear por la zona cercana a Blauwbrug. Allí se encuentra la obra “We light Amsterdam”, una colaboración entre Stichting Nieuwe Helden y muchos de los ciudadanos de Ámsterdam que han aportado lámparas de todos los tamaños, colores y formas para completar esta particular instalación.

Paralelamente a las muestras de arte por toda la ciudad muchos museos e instituciones como el Rijksmuseum, el Museo Van Loon o el NEMO, han organizado eventos y exhibiciones relacionados con la temática del Light Festival. Música, actividades en las que pueden participar los propios ciudadanos y exposiciones que añaden un motivo más a las razones por las que decidirse a visitar la bella ciudad de Ámsterdam en estas fechas. ¿Aún no te has decidido? Seguro que no te decepcionará 🙂