Cruce de caminos en Nueva York

Has elegido la ciudad estadounidense por excelencia para escapar unos días de vacaciones. Ya tienes el vuelo y el hotel o el apartamento reservado. La guía hace ya semanas que la compraste y has empezado a ojearla. Tienes muchas ganas, todo el mundo te cuenta que Nueva York es una ciudad impresionante. Y no se equivoca: lo es. Pero, aunque estás harto de verla en películas, documentales y series, quieres saber cuáles son aquellos “must”. Todos esos rincones que no puedes dejar de perderte porque son unos clásicos. Porque, siendo sinceros, quedarte sin visitarlos sería como volver a casa sin haber estado en Nueva York. Así que por eso mismo estoy aquí con este post. Para que te relajes, lo leas y disfrutes poniéndole solución a ese gran dilema.

Atardecer sobre Manhattan desde Brooklyn

No lo pienses más: cálzate con unos zapatos cómodos, coge tu mochila y tu cámara de fotos y prepárate para disfrutar al máximo de mi listado sobre qué ver en Nueva York. ¿Preparado? ¡Allá vamos!

1. PUENTE DE BROOKLYN

Nueva York cuenta con muchos iconos, pero uno de ellos es, sin duda, el Puente de Brooklyn

¿Puede haber algo más clásico? Escenario de mil películas y series, es uno de los símbolos de Nueva York. Bueno, también es verdad que la ciudad cuenta con muchos iconos diferentes, las cosas como son. Pero incuestionablemente este es uno de ellos. El puente une, como su propio nombre indica, la zona centro de la ciudad con el barrio de Brooklyn. Comenzó a construirse en 1883 y durante muchos años se creyó que estaba maldito: hasta tres personas diferentes se encargaron de la supervisión de esta obra de ingeniería. El primero de ellos fue John Roebling, quien lo proyectó. Sin embargo falleció antes incluso de que comenzara su construcción. A raíz del suceso fue su hijo, Washington Roebling, el que continuó encargándose de las obras. Tras sufrir un accidente las riendas del proyecto pasaron a manos de su mujer hasta su finalización. Además de estos infortunios, durante los 14 años que duró la construcción del puente, fallecieron hasta 20 obreros.

Durante 20 años se trató del puente colgante más grande del mundo

Dejando las anécdotas negativas a un lado, hay algunos datos bastante interesantes. Por ejemplo, que en el momento de su inauguración fue el primer puente suspendido sobre cables de acero. Además, durante 20 años se trató del puente colgante más grande del mundo con 1.825 kilómetros de largo. Cruzarlo desde Manhattan hasta Brooklyn es uno de los paseos imprescindibles en una visita a la capital del mundo. ¡Ahora sólo queda que seas tú quien lo cruce y me cuentes!

Un ejemplo de las vistas de Manhattan que se obtienen mientras se cruza el puente

2. TRAYECTO EN BARCO HASTA STATEN ISLAND

Desde el Whithall Terminal de Manhattan zarpa, cada 30 minutos, un barco con destino a Staten Island. El trayecto dura aproximadamente unos 25 minutos y, lo mejor de todo: es gratuito. Lo normal y lo que hace casi todo aquel que no es neoyorkino, sino turista con ganas de ahorrar lo que pueda en su visita a Nueva York, es montarse en uno de estos barcos y hacer el trayecto de ida y vuelta sin parar. Es decir: se viaja hasta Staten Island y tal como el barco atraca en el St. George Terminal se sale lo más aprisa posible de él y se vuelve a montar en el siguiente barco que zarpa de vuelta a Manhattan.

Así de espectaculares son las vistas que se disfrutan desde el ferry que cruza a Staten Island

¿Lo mejor de esta excursión? Dos cosas: poder ver el skyline de Manhattan desde el río Hudson (algo absolutamente precioso, por cierto) y pasar muy cerca de la Estatua de la Libertad. De acuerdo, es cierto que lo de que pasa “cerca” es algo relativo, pero sinceramente, al menos a mí me pareció más que suficiente.

Cada día los ferrys a Staten Island transportan a aproximadamente a 60 mil pasajeros al año. Funcionan 24 horas 365 días al año y ya se han convertido, prácticamente, en toda una atracción turística de Nueva York.

El recorrido del ferry a Staten Island pasa muy cerquita de la Estatua de la Libertad

3. TIMES SQUARE

Neones de colores, música, carteles, luces… una explosión para los sentidos que abruma a todo el que llega hasta el centro neurálgico de Manhattan. Miles de turistas son los que se agolpan en cada esquina de este mítico lugar: esta parte queda relegada casi en exclusiva para los extranjeros.

Times Square es un hervidero de personas: a cualquier hora del día se pueden encontrar turistas por la zona

El ajetreo continuo de Times Square es uno de sus atractivos

Será extraño si no te quedas completamente hipnotizado por la magia del lugar. Lo mejor es dejarse llevar, caminar sin rumbo y disfrutar de todas las sorpresas que Times Square tiene preparadas. Algo muy peculiar de la zona son los numerosos animadores disfrazados que deambulan por el lugar. Mítico, por supuesto, es el cowboy medio desnudo con el que muchas mujeres se animan a hacerse una fotografía a cambio de unos dólares. La versión femenina, como puedes imaginar, ¡también existe! Una opción: sentarte en las escalinatas rojas del centro de la plaza y relajarte mientras observas cómo la vida pasa.

Las enormes escaleras rojas de Times Square son el lugar ideal para hacer una parada y descansar

4. BROADWAY

De los neones de Times Square pasamos a los de los carteles que anuncian los musicales más internacionales. Y no te preocupes porque tendrás para escoger. La oferta es amplia y podrás elegir desde los ya convertidos en clásicos como El Fantasma de la Ópera, Mamma Mía, El Rey León o Chicago, a los últimos en aparecer en las carteleras de los históricos teatros. En total no son ni más ni menos que 38 teatros “oficiales” y la mayoría de ellos ocupa edificios espléndidos de principios del siglo XX.

Los carteles de los numerosos musicales se encuentran en cada uno de los edificios de Broadway

Al pasear por el centro de Manhattan podrás ver sin cesar puestos en los que poder comprar las entradas. Incluso muchos de los espectáculos contratan a personas para que hagan publicidad de su musical repartiendo vales de descuento mientras se pasean disfrazados por los lugares más concurridos.

Es fácil encontrarse con personajes de los musicales vendiendo entradas por los alrededores de Broadway

5. LA QUINTA AVENIDA

Para los locos de las compras esta enorme avenida, de varios  kilómetros de largo, es el paraíso. En ella se concentran las tiendas más prestigiosas y caras que existen, aunque también hay lugar para comercios de souvenirs, bares y cafeterías en las que parar a refrescarse si es que el cansancio hace mella. Año tras año la Quinta Avenida compite con las otras grandes calles del mundo como los Campos Elíseos de París u Oxford Street en Londres en tener los pisos y apartamentos más caros del planeta. Sin embargo y a pesar de lo que puedas pensar, muchas de las tiendas que se encuentran en la zona son asequibles para cualquier bolsillo.

Mire donde se mire, los rascacielos son una constante por las calles de Nueva York

En la capital del consumismo mundial es fácil encontrar publicidad en prácticamente cualquier rincón

En un recorrido por la avenida existen algunas paradas que resultan imprescindibles. Por ejemplo, en la zona más cercana a Central Park. Allí se sitúan las tiendas más exclusivas como Cartier o Armani. Y, por supuesto, Tiffany´s. ¿Quién no tiene la tentación de pasearse, aunque sea tan sólo para echar un ojo, por el interior de la tienda? Otro punto curioso es Fao Swarz, la famosa juguetería que aparece en la película Big, protagonizada por Tom Hanks. ¿Recuerdas aquel piano gigante en el suelo que el actor tocaba saltando sobre él? ¡Raro es aquel que no se marca una cancioncita!

Los turistas aprovechan para pasear en bicitaxi por la 5ª Avenida

Otras citas imprescindibles a lo largo de la Quinta Avenida son los míticos edificios como el Empire State Building o el Flatiron, el primer rascacielos de Nueva York.

El Flatiron fue el primer rascacielos de Nueva York y es un clásico de la 5ª Avenida

6. EMPIRE STATE BUILDING

Se trata del rascacielos más famoso de todo Nueva York y va camino de cumplir los 100 años. Con sus 380 metros de altura y sus 102 plantas, se levantó en tan sólo 410 días y ostentó el título del  edificio más alto del mundo durante 40 años, hasta la construcción del World Trade Center (el Empire State le arrebató el título al edificio Chrysler, que sólo consiguió mantenerlo durante 11 meses. Aunque no lo he incluido en la lista, ¡es otra parada obligada en una visita a Nueva York!).

Ver anochecer desde el mirador del Empire State es absolutamente increíble

Aunque para visitar el Empire State y subir a los miradores situados en las plantas más altas hay que hacer una cola infinita, he de decir que merece la pena. Una buena opción es acercarse a primera hora de la mañana o justo antes del cierre. Ver el atardecer desde arriba no tiene precio.

7. MOMA

El MOMA supone una visita que nadie debe perderse en Nueva York

Aunque Nueva York cuente con innumerables museos dignos de visitar, hoy me voy a decantar, para mi lista de imprescindibles, por el MOMA, mi preferido. El arte contemporáneo es uno de los que más me gusta y siempre que tengo la oportunidad visito los museos de las ciudades dedicados a él.

Fue inaugurado en 1929 y alberga más de cien mil obras de arte moderno. Por supuesto no faltan las de grandes artistas de la talla de Picasso, Warhol, Rothko y Pollock o Matisse.

El Por Art tiene su sitio en el museo de arte moderno neoyorquino

El museo fue reabierto en 2004 tras una gran obra de renovación y, si uno quisiera, podría dedicarle todo un día a la visita. Si no se tiene suficiente tiempo bastará con una mañana o una tarde. No olvides visitar su tienda de souvenirs. ¡Cuenta con objetos de diseño realmente curiosos!

Más ejemplos del arte del MOMA, que cuenta con más de cien mil obras de arte moderno

8. CENTRAL PARK

El auténtico pulmón de Nueva York se encuentra en el centro de la ciudad y se llama Central Park. Se extiende a lo largo de más de 3 kilómetros cuadrados y es la manera más práctica y rápida de desconectar del caos y el ritmo frenético de la Nueva York. Fue diseñado por los arquitectos Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux entre 1860 y 1870 con la intención de servir de espacio publico y de ocio a todos los neoyorkinos independientemente de su condición social o su posición económica.

Central Park: el pulmón de Nueva York entre rascacielos infinitos

El parque suele estar repleto de turistas y ciudadanos que saben sacarle el máximo partido a sus atracciones. Puede disfrutarse de él haciendo pic nics, practicando múltiples deportes, acudiendo a los conciertos que tienen lugar en verano e incluso relajándose alquilando una barca en el lago.

Una de las actividades que se pueden realizar en Central Park es alquilar una barca con remos en el lago

Pero el punto más visitado de Central Park es, sin duda, el Strawberry Fields. Un rincón situado en la zona norte, junto a los apartamentos Dakota, dedicado a la memoria de John Lenon.. Un mosaico en blanco y negro con la palabra Imagine, normalmente cubierto de pétalos de rosas, sea quizás lo más fotografiado de todo el parque.

El mosaico con la palabra Imagine, en honor a John Lenon, es uno de los lugares más fotografiados de Central Park

9. BROOKLYN

Siempre digo que si algún día tuviera que mudarme a vivir a Nueva York, este sería, sin duda, mi barrio. Mezcla de razas, culturas, estilos, religiones… Brooklyn es todo un hervidero en el que se mezclan ordenadamente los extremos de la civilización neoyorkina más cosmopolita. Aunque no es que cuente con demasiados puntos destacables turísticamente hablando, es el lugar ideal para conocer cómo transcurre la verdadera vida, la del día a día, de Nueva York.

Para tomar el verdadero pulso a la ciudad no hay mejor lugar que Brooklyn

Creo recordar que alguien me comentó que si Brooklyn no fuera un barrio, sino una ciudad, sería la cuarta más grande de todos los EEUU. Con este dato uno se puede hacer una idea de su inmensidad. No hay un sólo Brooklyn: hay tantos como se quieran descubrir. Para una primera incursión en él yo animaría a conocer su zona más alternativa: Williamsburg. Si se tienen ganas de ir aún más allá, una buena opción es pasear por el barrio judío. Tampoco se puede abandonar esta zona de Nueva York sin visitar el parque de atracciones por excelencia: Coney Island.

Una de las tiendas de discos de segunda mano de Williamsburg, el barrio más moderno de Brooklyn

10. ZONA CERO

Reflejos en el World Trade Center en 2006

He visitado esta zona de Nueva York en dos ocasiones. La primera de ella fue cinco años después de la caída de las Torres Gemelas. La segunda fue hace tan sólo tres años, justo cuando se cumplían 10 del horrible desastre. Aunque en el mismo lugar en el que se levantaban en su día los dos enormes edificios se yergue ahora el gran One World Trade Center, durante muchos años la zona fue una enorme explanada repleta de recuerdos por las víctimas de desastre.

En 2006 la Zona 0 aún era, en su mayoría, una extensa explanada repleta de recuerdos de las víctimas del 11-S

La Zona 0, como pasó a conocerse el lugar, es un lugar especial. Nadie, absolutamente ninguna de las personas que pasa por ella cualquier día a cualquier hora, puede dejar de acordarse de lo que allí sucedió.

El nuevo edificio puede visitarse, mide 541 metros de alto y es el séptimo edificio más alto del mundo. Aunque no he tenido la posibilidad de verlo aún, sí que pude comprobar cómo se erguía cada vez más alto durante mi última visita. ¡Tendré que ir una tercera vez para verlo acabado!

En el verano de 2011 el One World Trade Center aún estaba a medio construir

11. BROOKLYN HEIGHTS

De día o de noche. A las 3 de la tarde o al atardecer. Cuando se apagan o se empiezan a encender las luces del skyline de Manhattan. No importa: las vistas de la zona financiera neoyorkina desde el mirador de Brooklyn Heights siempre, repito, SIEMPRE, impresionan.

Las vistas desde el Brooklyn Heights Promenade bien merecen dar un paseo por la zona

Se trata del barrio más antiguo de todos los que permanecen intactos en Nueva York. Más allá del “Brooklyn Heights Promenade”, como se conoce a esta zona en concreto, se extienden numerosas calles repletas de edificios de ladrillo rojo (llamadas “brownstones”) en los que a lo largo de los siglos han tenido lugar mil historias. Precisamente en esta zona se alojaron en su momento grandes escritores norteamericanos como Thomas Wolfe o el mismísimo Truman Capote, quien escribió, en el 70 de Willow Street, Desayuno en Tiffany´s.

Uno de los “brownstones”, los típicos edificios de Brooklyn Heights

12. ESTATUA DE LA LIBERTAD

Si el Puente de Brooklyn era un gran icono de Nueva York, la estatua de la Libertad es el símbolo por excelencia. Y sí, tengo que reconocerlo: ninguna de las dos veces que he viajado a Nueva York, la he visitado. El por qué es bien sencillo: he preferido dedicar el tiempo del que disponía en la ciudad para conocer otras partes de la misma. La Estatua de la Libertad es visible desde otros muchos puntos de Nueva York y eso ya puede quitar un poco la espinita (como por ejemplo, en la ruta en barco desde Manhattan hasta Staten Island).

La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a EEUU

Aunque estuvo cerrada al público desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, hace cinco años volvió a abrirse para admitir visitas. Eso sí, conseguir entradas es todo un hito y hay quien reserva incluso con un año de antelación.

La Estatua está hecha de 31 toneladas de cobre

La estatua fue un regalo del gobierno francés al estadounidense en la conmemoración del centenario de la Declaración de Independiencia de EEUU. El escultor fue Fréderic-Auguste Bartholdi y está realizado en cobre: en total 31 toneladas. La Estatua de la Libertad fue transportada desde Francia a EEUU en 214 cajas que contenían hasta 350 piezas y su montaje se llevó a cabo a lo largo de 4 meses.