Paula llevaba toda la vida trabajando inmersa en la vorágine de la televisión en España. Contratos que iban y venían, audiencias que volvían loco a cualquiera, altibajos laborales y la inestabilidad como base de vida. Creedme, sé de qué va la cosa: llevo así 11 años.

Pero llegó un día en el que decidió romper con todo. Marrakech, desde hacía tiempo, se había convertido en su segunda casa. Su oasis particular. Su escondite secreto al que escapaba siempre que podía. Por eso, una vez dio el paso de romper con los lazos que la unían al guión de vida clásico, cogió sus cosas y se plantó en la ciudad de las mil y una noches.

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Allí comenzó a buscar riads antiguos que restaurar. Una ruptura drástica con todo lo que la había acompañado hasta ahora. Lejos de su familia, de sus amigos, de sus conocidos… pero con mucha ilusión por un nuevo proyecto, que era su sueño, por delante.

Así fue como Paula encontró lo que hoy es el Riad Ziryab. Retoques varios por uno y otro lado –por contarlo de alguna manera, ¡me consta que Paula tuvo que dedicarle sudor y lágrimas a convertirlo en lo que es hoy!- y… ¡listo! Pudo abrir las puertas a viajeros de todo el mundo en busca de un rincón espectacular y tranquilo en el que descansar en medio del caos de la medina de Marrakech -y literalmente en medio, ya que se encuentra a tan solo 5 minutos de la plaza Djemaa El Fna y al lado del palacio Dar el Bacha).

Habitación individual

Ella misma se encarga de atender a los huéspedes, de solucionarles el transporte desde el aeropuerto, de facilitarles excursiones varias a los alrededores de Marrakech y de indicarles dónde comer, cómo llegar y cómo actuar en una ciudad en la que hay que estar muy despierto en todos los sentidos.

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El origen

Ziryab significa mirlo o pájaro negro y es el nombre de un músico y poeta bagdali que llegó a Córdoba en la época de los Abderramanes. Fue considerado el padre de la música andalusí y de ahí que se le haga homenaje desde este rinconcito de Marrakech. Quizás tenga algo que ver con ello que Paula sea precisamente de la ciudad de las tres culturas. Un poco de Córdoba en Marruecos y un poco de Marruecos en Córdoba.

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El Riad Ziryab cuenta con seis habitaciones, todas ambientadas en un estilo andalusí pero a la vez todas diferentes. Cada una de ellas cuenta con aire acondicionado y calefacción y, por supuesto, baño privado. En medio del riad el protagonismo absoluto es para una pequeña piscina. El saloncito y la cocina están disponibles para todos los huéspedes, así como la azotea, convertida en una zona de descanso con sillones y hamacas. Un pequeño y coqueto espacio que, gracias al trabajo de Paula, hace que cualquier forastero se sienta como en casa.

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Por eso da tanta pena cuando los días en Marrakech se acaban. Cuando hay que volver a hacer la maleta, pero esta vez para regresar al lugar de origen. Las despedidas nunca son alegres, y mucho menos, cuando hay que decir adiós al Riad Ziryab. Al riad de Paula.

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